sábado, 31 de marzo de 2007

Mercury Rev y esos recordados primeros álbumes





Gracias a la recuperación digital de ese preciado debut que es "Yerself is Steam"(1991), me veo en la nobleza de comentar los 3 mejores álbumes de esta banda que cada vez se pierde más y más en derroteros que no le corresponden...
Primero; Mercury Rev en sus comienzos era este colectivo o congregación sonora, improvisadora y caótica. Un sexteto entre vientos (sobre todo la transversal flauta de Suzanne Thorpe), altos niveles de volumen, melodías agradables, y mucha, exagerada sicodelia. Poco control del tiempo, las canciones durando más de 10 minutos generalmente. Pero los logros conseguidos por esa brutalidad primigenia, ese viaje sin retorno que eran esas composiciones, eran -y son- absolutamente deliciosas y disfrutables. Y si "Yerself is Steam" era la primera piedra, ya con "Boces"(1993) se lanzan en picada a un fractal sonoro: desde la infinita búsqueda sonora de "Snorry Mouth", hasta momentos frescos, cortos, lúcidos y fragantes como "Bronx Cheer" o "Trickle Down". De todas maneras, no se alejan demasiado del sendero trazado por su debut, pero la ornamentación creada a través de él, es majestuosamente superior.
Finalmente, el cierre de esta portentosa trilogía será "See You on the Other Side"(1995), un álbum más compuesto y sobrio. Sin embargo, la mezcla entre su aún latente etapa de lujuria experimental y esta segunda más avocada al pop, produce un híbrido excelente: desde su inicio con la mecha de "Empire State" (con esa gran, gran entrada de vientos) hasta canciones dulces pero intrigantes como "Everlasting Arm" o "Racing the Tide" el disco es, sencillamente, emocionante.
Es una lástima que Mercury Rev haya perdido el norte después de esto; algunos chispazos se pueden ver en temas como "Tides of the Moon" o "Goddess on the Hiway"; pero, todo sea dicho, nada queda de ese Mercury Rev invocando la perdición sonora encabezada por melodías gentiles. Sólo queda seguir reproduciendo este tríptico hasta el agotamiento.


miércoles, 21 de marzo de 2007

Los Tontos por Los Tontos


Y vamos removiendo más recuerdos: segunda mitad de los '80s, entre el pillarse, el Atari 800, los monos animados, y el colegio, se mezclaban confuzas melodías cantadas en nuestro idioma. Algunas de ellas se quedaron marcadas más que por su melodía, por palabras captadas a veces ("mierda buena onda", primera vez que uno escuchaba un garabato en una canción); otra trataba de una historia de un water perdido que la persona buscaba sin dar con él y que le recordaba y que ya "le sobraba el papel".
Tiempo después supe que esa canción era "Mi watercló azul (ayer se me perdió)" -con posible alusión al Unicornio Azul de Silvio Rodríguez- y que sus intérpretes eran Los Tontos, trío uruguayo que estaban en la misma línea de la movida ochentera española (Siniestro Total, Ilegales, etc.)
Y volver a escuchar este álbum es entretenido; estas canciones no pierden frescura y se mantienen con su absurdo intacto y aún dan esa sonrisa no forzada. "La Gordita 103", "El Gerontocida", "Pásame la escoba", o "Conoce ud. a Cuko" son algunas de las joyitas que posee este debut. Un rock rápido, suave, proto-punk, y con un logrado absurdo (esas baterías electrónicas tan ochenteras!). No es para nada una maravilla musical, pero es algo que se tiene con cariño de gente que quería reírse un rato y, de paso, ver si alguien se reía con ellos.

sábado, 17 de marzo de 2007

Vincent Gallo: When & Recordings of Music for Film



Vuelta a otra anécdota: Otro de aquéllos cassettes que se dejaban grabar un verano cualquiera, un poco de fresco gracias a la aparición de la noche, y algo que escuchar en la señal transmisora de la radio. Unas tristes notas de guitarra acústica acompañadas de una voz desvanecida, a veces unas melodías breves de teclado; mi primera aproximación a un personaje muy imbuído en el cine que es Vincent Gallo, que, para mayor ego, crea también la música de sus obras que actúa.
Aunque, cabe añadir, lanza un álbum como "When" (2001) que es una bella alfombra de canciones que se deslizan sin prisa, ninguna apura a la otra, sino que se apuntan en la lista y esperan, esperan, hasta que el silencio las hace salir. Y, con la misma parsimonia, van, cansino paso, a encontrarse con uno.
Y "Recordings of Music for Film" (2002) es, justamente, eso: un compilado, un mezclado de distintas composiciones para películas, aunque aparecen, de tanto en tanto, aquellas canciones tan bonitas de Gallo.
Vincent Gallo, queda claro, no viene a alegrar a nadie. Ni viene a dar una vuelta de tuerca a la oxidada, desvencijada maquinaria de la música contemporánea. Ni siquiera a crear bandas sonoras originales. Muchas bandas de hoy están en la búsqueda de este neo-neo-folk minimalista y desacelerado. Pero se agradece que ésa sea la búsqueda y no, e.g., clones del metal ochentero, por decir alguna cosa. Sin ánimo de ofender al metal ochentero. No, olvídenlo. Es con ese ánimo.

martes, 6 de marzo de 2007

SuperSordo, mal epitafio



Sí, lo sé; se ha hablado casi en demasía de ellos, se ha dicho de todo y, sin embargo, siguen atrayendo nuevos adeptos; ¿qué diablos pasa con ellos que despiertan nuevas ganas de escucharlos, de entrar en ese sonoro decibélico? No soy el más indicado para responder, pero, de cualquier manera, y a raíz de dar con unas más que aceptables versiones de ellos de su debut y segundo disco, me doy la gratuidad de aportar otro grano más.
Supersordo fue (es), antes que nada, una banda chilena. Con eso se entienden ciertas cosas como precariedad sonora, y una incisiva mezcla de cultura expropiada y originaria. Y ese pastiche se siente en su debut (vapuleado hasta por sus mismos integrantes) "Supersórdido" (ca. 1992): un álbum de principios de los '90s en Chile, medio hardcore, medio punk, medio fuerte, medio sicodélico, medio noise, medio chileno, medio a medio entre el vacío de una escena que no estaba contando nada. Pero Supersordo era (es) ante todo, original; cuando nadie haría algo como Supersordo, ellos fueron y lo hicieron, sin tranzar, sin apoyarse en nada, sin transgresiones, pero, por lo mismo, absolutamente quiebra-esquemas, abriendo la primera gran fisura de los '90s. Esa fisura que venía abriendo gente como los KK Urbana, Caos, o, más cercanos a los mismos Supersordo, Fiskales Ad-Hok.
Pero Supersordo es otra cosa, está en esa escena, pero no guarda relación alguna con ella. Supersordo es algo hermético. Como me contaba un conocido que tuvo la oportunidad de verlos en vivo algunas veces; "los punkies no los vacilaban, pero los miraban intrigados, tratando de entender qué era eso, igual se vacilaban 'Ismo'".
"TZZZZZZT"(1995) los trae de vuelta absolutamente ejercitados. Ya con "21", se demuestra claramente que estamos en frente de una banda con lengua propia, una lengua disléxica, aprendida a la fuerza, con ganas de morder el cordón umbilical. Sus miembros comentan que el sonido quedó demasiado metálico para su gusto. Pero es, lejos, una obra potente y segura, cada paso que da, parece crearse una mole más y más grande.
Después de su muerte -no muy natural por cierto- se logró dar con un buen registro en vivo de ellos, naciendo "Un Ruido Inmenso de Rock", póstumo, pero que dejaba absolutamente claro que la banda iba a algo, un algo monumental. "Autogol" lo deja muy claro, tanto en su lírica ("De cualquier manera, ella, rucia, nos mira, desde lejos esta tarde, hirviente, no le gusta el ruido, definitivamente") y su música, llena de quiebres rítmicos, de atmósferas densas y complicadas; llenas de un mensaje intramusical. "Bazuca" o "Sopita de Sobre", escogidas casi el azar, también dan cuenta del gran momento por el que iban viajando. Pero en fin, a algunas bandas les toca así, no hay nada que hacer. ¿Una de las mejores bandas chilenas? ¿Y Electrodomésticos? ¿Y...?


jueves, 1 de marzo de 2007

Unsung Colony por Norfolk & Western (2006)




Cuando ya me decidía absolutamente por el 2006 como un año con grandiosas novedades musicales, me remata este increíble L.P. de Norfolk & Western. Y es que su partida con "The Longest Stare" es tan especial, brillante, delicada y, a ratos, fuerte y segura, que uno queda abolutamente embelesado con su música, tan de atardecer, pero sin olvidar que hay frustración, que es la misma que siempre termina desembocando en la música a falta de un mejor vehículo. Y el disco suma y sigue, lleno siempre de arreglos, detalles frágiles, cuerdas raspadas en su justo momento, y, por qué no, su buena dosis de ruido sin concesiones cuando se les ocurra, porque este disco no se queda en los límites de la buena canción, sino que va buscando más allá, va re-armando las grandiosas melodías con ganas de estatizar que hay algo más, que el pop empalaga y que es necesario aderezarle algo agri-dulce, un dejo inquieto de sonoridades con sabor a angustia. Por cierto que después de "The Longest...", viene "The Shortest Stare" a calmar las cosas, y así suceden estas hermosas piezas musicales, aclarando lo que pasó y lo que vendrá. Atención con los finales de los temas, siempre dejan un extraño sentimiento de que algo ocurrió.
A pesar que la mayoría del álbum es en tono menor, hay ciertos momentos como la supersónica "The New Rise of Labor", o la muy bien titulada "Banish All Rock" que demuestran que los muchachos tambíen están para subir el volumen. Al abrir y cerrar con el mismo tema (versionado especialmente para uno y otro) da la sensación de álbum conceptual. Pero no es como para asustar a nadie.