jueves, 26 de julio de 2007

En Busca de lo Puritano en lo Americano (Parte 1)





Tenía que ocurrir tarde o temprano: Lo supe desde que empecé a escribir este blog que en algún momento la música no iba a ser EL tópico que gobernara este sector. Ya hubo un atisbo de ello cuando hablé del fenómeno causado por "La Pequeña Gigante"; y ahora, con esto, es probable que esto tome un giro radical hacia otros sectores menos alegres, pero tanto o más interesantes.
No será fácil -nunca lo ha sido ni lo será- el develar un secreto tan magnánimo como el de qué material está tejido la enjambrosa red del Alma Americana.
No es mi misión, ni mi interés, ni mi posición la de traer a colación un gran mamotreto acerca de los inicios de una sociedad tan particular, irreverente, desbocada y ostracista como la Americana. Más bien, lo que quiero es esbozar ciertas ideas que me han dado vuelta en la mente hace unos años y que queria ver plasmada en cualquier soporte. Cuantas entregas pueda llegar a dar, o la calidad de las mismas no es lo medular; sino, definitivamente, el inculcar una pequeña materia móvil dentro de esta in y excursión a este desconocido pero reconocible mundo.
Hechas ya las salvedades, el comienzo de este tomará forma de un viaje, un viaje en barco largo y tortuoso para llegar a un Nuevo Mundo. Este viaje parte desde un Viejo Mundo que parece abrirse en vez de cerrarse, lo cual crea esta profunda intolerancia en los que buscan "purificar" la Religión. Los estragos que causa esta búsqueda de comunión, pero, por sobre todo la destrucción, anulación, y negación de los altos magistrados y la jerarquía entre los creyentes.
No puedo seguir escarbando en aquel monumental tema ni tampoco sería lo correcto. Sería desfachatado decir que se conoce bien este cisma absoluto en la Fe.
Lo que nos concierne es este viaje de gente intolerante buscando un nuevo lugar donde desarrollar y fijar su intolerancia. Ahora bien, no todos los viajeros profesaban, vivían esta rica y fructífera nueva forma de ver la relación con lo Superior; muchos eran simples bandidos, haraganes, cacos y gente de mal haber -aunque aquí podrían caber todos- buscando imperiosamente una partida de cero, una nueva oportunidad.
Pero la índole de este magnánimo escape nunca sería fácil, de hecho, incursionar en la Nueva Tierra sería, lejos, la experiencia más difícil, más aterradora en el mayor de los casos, y la más punitiva en otros.
El nombre del primer enemigo del Norteamericano sería Norteamérica misma. La Naturaleza no es simpatética con nadie; deja a sus creaturas hacer lo que se les plazca, pero no entrega misericordia. La mala alimentación, la imposibilidad de encontrar cualquier tipo de comodidad, y un largo etcétera de inconvenientes se deslizarían cual alfombra a recibir a estos colonos alla por los inicios del 1600. Sumémosle a ello la disidencia al orden, la desobediencia de personas y grupos a cualquier intento de organización: la democracia Norteamericana había comenzado sin siquiera votar.
Esto lleva y conlleva uno de los puntos más interesantes a la hora de, digamos, comparar esta conquista del Nuevo Mundo con otras como la Española o Portuguesa: La colonización Puritana o Mayfloweriana no viene de parte de un rey o de un ser terrenal colmado de poder; no se viene a colonizar en nombre de ningún poder pedestre; este viaje es de huída, de cortar todo hilo con lo Viejo y comenzar o recomenzar lo Nuevo. En consecuencia, el afloramiento de gente, comunidades, poblaciones, villorrios, villas y ciudades se dará en un orden alterado: ningún colono que llega a América viene a nombrar y crear una ciudad en nombre de su Majestad: las ciudades serán resultado de años de lucha por tratar de organizarse. El colono se queda donde la tierra entregue fruto, porque el trabajo le enseña algo que es en sí, demasiado; sólo el que sea fructífero en su labor será reconocido como el elegido de Dios. Si uno se cuestiona el porqué de la valorización extrema, singular, y acaso obsesiva del Norteamericano por el trabajo y, más que eso, porque el trabajo sea exitoso, que rinda como jamás se imaginó que rendiría, pues, bueno, acá hay un atisbo de respuesta.
La próxima entrega tratará acerca de cómo estos recién llegados empezaron a asentar cabeza en este Nuevo y Extraño Mundo.

martes, 24 de julio de 2007

Electrelane; en busca del más potente minimalismo




Quiero empezar diciendo que dejé de enemistarse con este particular enjambre de muchachas enarbolando sus instrumentos eléctricos al, lenta y profundamente, llegar a la revelación de su música; esa masa sonora interminable y siempre proclive a caer en un abismo de velocidad eufónica.
Provenientes de Brighton, Inglaterra, Electrelane es un cuarteto de bajo, guitarra, batería y teclado. Pongo el teclado al final porque es, sin duda, el elemento que va creando la catarsis en las largas, pegadas, y dinámicas composiciones de estas chicas.
La larga travesía comienza con "Rock it to the Moon" (2001), siendo un disco difícil de digerir, por sus escapadas a algo que no me atrevo a denominar "experimental" -hasta tiene su tema con alusión a la gran canción instrumental "Pop Corn"- , pero sí tiene algo de minimalista, aunque estas etiquetas parecen pegadas a la fuerza; y también es menester decir que la balanza no queda bien puesta en este debut. Sin embargo, con "The Power Out" (2004) se define rápidamente para dónde se encamina la banda: temas más cortos, más potentes, logrando concentrar la píldora efectiva que es Electrelane. Con su gran empezada en "Gone Under Sea" (Aaaaaave Maríaaa), o las revoluciones más bajas con "Birds" o "Enter Laughing" es un álbum que ya las deja en la vía correcta para despegar. De "Axes" (2005) no comento pues aún no le he hincado el diente, pero "No Shouts, No Calls" (2007) es maravilloso, al pulir ciertas cosas que estaban muy crudas y no matizadas en "The Power is Out". Electrelane es marca registrada: su órgano interminable, esas vocalizaciones lánguidas y eternas, esos chillidos susurrantes, esas guitarras buscando salidas melódicas. Es algo para escuchar y dejarse llevar en esa corriente contínua y elegante que van hilvanando en cada nota, esas ganas de disfrutar más del viaje que de la llegada. Ah! importante es también un álbum de lados B y singles, que van mostrando fractales sonoros de sus composiciones originales y caminos perdidos de otras composiciones.

jueves, 19 de julio de 2007

Joakim, Joakim, Joakim y sus tontas canciones


Joakim Bouaziz, el Parisino detrás de todo este cochambre, es un tipo muy particular. Partió tocando jazz, hip-hop y un poco de indie en los '90s, pero eso no es lo que nos atañe.
Joakim en pleno 2006 dió vida a este particular y detonante álbum llamado "Monsters and silly songs": formó la Ectoplasmic band para este disco. El resultado es un híbrido insolente y potente que se pasea desde la electrónica a-la-Aphex Twin -aunque sin la violencia de éste, sino unos matices de hastío, de reviente, unos sonidos que le dibujan la cara- hasta ese rock tan pegado y súper pop que se deja entrever bastante en estos tiempos.
Las canciones son poderosas, minimalistas y pegadas; creadas para poner capas y capas de efectos que se van desarrollando hasta crear un efecto summum con ello. Para eso están "I Wish you come here", la insoportablemente buena "Lonely Hearts", o "Rocket Pearl" que puede descolocar con sus cambios abruptos y dinámicos. Para probar sus elementos experimentales, "Three legged lantern" con sus 7 minutos de sonidos electrónicos, o sobre todo "Drumtrax" que busca y rebusca hasta dar con la melodía soñada, son composiciones que asombran y liberan de la clásica manera de ver la electrónica: fuera la cachantun, el éxtasis y la pista de baile; acá hay búsqueda y camino por caminar.
El disco se pasea por todos lados con su soltura y gusto; es elegante y sabe separar la basura de lo anecdótico. Tiene sus cosas "de-relleno" como todo; pero la balanza declina siempre por lo espectacular. Joakim es otro de esos galos lúdicos y geniales, pero que ya está lejos de tomar el acordeón y tomarse la copa de vino. Esto es el 2010 de la torre Eiffel.

domingo, 15 de julio de 2007

¿Es Joy Division la banda de mayor influencia en nuestros días?



A raíz de dar con una gran banda de estos años (The Organ), es menester realizarse la pregunta que titula este artículo. Si Ian Curtis y sus esbirros dieron, entonces, lugar al sonido más plagiado durante el comienzo del siglo XXI, ¿cuál sería la relación entre el post-punk de Joy Division y los tiempos de ahora?
Y si fueron ellos, ¿qué queda para Bauhaus, Josef K, The Sound, Magazine, o la misma Siouxie & the Banshees? Talvés, y sólo talvés, las bandas mentadas anteriormente trabajan una violencia y un arrojo que en Joy Division sólo fueron desolación.
Pero es cuando menos intrigante, saber que son ellos y no otros los que han creado mella en las bandas de hoy por hoy. Y que sus guitarras, su voz profunda, y su batería seca y cortante son lo que define a estos músicos de esta era.
No debería ser aburrido escuchar muchas perspectivas y visiones de un disco enorme como "Unknown Pleasures", ¿o si? En fin, siempre será mejor que sea Joy Division a Bryan Adams o Backstreet Boys, de seguro.