miércoles, 17 de octubre de 2007

Javiera y Los Imposibles y su Triniton a Color




Sí. Se le puede criticar tanto a esta banda. Pero siempre tiendo a pensar que son un gran referente del pop que puede hacerse en Chile.
Este "A Color" comienza muy bien. Con "Soy tu Agua", esa canción rápida, reflectante, con sus frases entre Budistas y Reversivas ("Sed, yo te beberé") impone, claramente, la buena nueva en la que estaba esta agrupación. "Fiesta" suena aún más convocadora, con su estética Disco, sus correctos colchones de cuerdas y sus oraciones limpias y llenas de metáforas ("Te aúllan mis dedos", "Fiesta de almas", etc.). De este punto en adelante, dos serán las influencias principales en las composiciones de Javiera y compañía; Blur y Babasónicos (curiosamente ambos con B). De los primeros está esa desfachatez entre pop y rock-Brit, sin la incursionadora guitarra de Coxon, pero con la guitarra de López que también es cueca. De los segundos hay esa parsimonia en las baladas (como en "Ayuda", con esas clásicas frases a la postre de Babasónicos: "Ayuuda profesional..."); o para qué hablar de sus instrumentales, como "El Elefante", que son casi calcadas de la banda trasandina.
Y ya que estamos en esos rumbos, a Javiera aún no se le pasa el llamado "efecto Henríquez", i.e., esa búsqueda de frases contradictorias del tipo "cuando quiero agua ya no tengo sed", o cualquier retruécano de esa estirpe. Pero en esta banda, ya suena más a cliché que a una búsqueda efectiva -que, por cierto, hace rato que está muy gastada.
Lo bueno: ese pop bien estudiado de sus referentes, esas ganas de no sonar chilenos. Aunque pequen en el gran abismo en el que caen mucha bandas que van a por algo: que tienen esa mala ocurrencia de no resolver nada, ninguna melodía, ningún grupo de acordes, como si supieran de antemano que la audiencia se aburrirá.
De que hay temas que sobran, los hay ("La Luz", "Tal vez, quizás", etc.). Pero hay unos imprescindibles, como "Euforia", que logra resumir lo mejor de su influencia Bluriana, pero bien escueta y con gusto. O la bonita balada que le sigue "Perdón de Dios", que logra llevar la melodía a cotos hermosos, y en la que Javiera sabe guardar sus tonos altos. O "Cuerda para Atarte", con sus guiños electrónicos.
Caso aparte es "Bossa", un estilo que seguirá a Javiera en el próximo álbum "El Poder del Mar". Lo raro es que esta bossa nova es casi una plataforma para deformarla y ver que pasará con ella. El experimento podría ser peor, de cualquier forma.
De todas maneras, es un álbum con garra. Que no logra darle buen escape al anterior "La Suerte", que puede ser el mejor álbum de estos chicos. Al menos su mejor canción "Proverbios" se encuentra ahí. Aunque el resultado es colorido, colorinche, colorado.

jueves, 11 de octubre de 2007

Schroeder y Ludwig Von Beethoven



Esta linda, linda pandilla nacida de la inspiración de Schultz poseía extravagantes (por decir lo menos) personajes.
Y es Schroeder, ese niño rubio, el encargado de brindar y traer a colación la parte más bonita y altruista de lo que acá conocimos como "Charlie Brown" o "Snoopy": (notas al margen: el título original de la tira cómica y dibujo animado era "Peanuts" (Maníes) y Snoopy, es fizgonear o fizgón) La música clásica, así como en Tom y Jerry, por decir algo, era brindada por este neurótico personaje siempre ensayando sus eternas sonatas o conciertos de Beethoven.
Gracias a ello, muchas personas que cuando niños vieron este programa, terminaron amando la música de este salvaje Romántico decimonónico.
¿Qué más agregar? la mezcla es de tanta elegancia y tan buen gusto, tan inspiradora. Este pequeño niño, guardando en un closet una gran cantidad de pequeños pianos y bustos del compositor.
Como agregado final, dos cosas: Muchas veces Charlie Brown quedaba extrañado de cómo podía sonar tan bien un piano de juguete con las teclas pintadas ("Hay que saber manejar los tiempos" fue la magnánima respuesta de Schroeder, quien escuchaba la Novena Sinfonía con un sobretodo, porque ciertas partes le daban escalofríos); y les dejo un pequeño obsequio: la primera parte de "Play it again, Charlie Brown" -son 3- donde Schroeder deleita con sonatas de Beethoven.
Grande entre los grandes, Schroeder.

jueves, 4 de octubre de 2007

The Most Serene Republic, sacando algo del pantano de la mediocridad


Me gustaría mucho decir que durante este tiempo he encontrado música grandiosa, relativamente nueva, y de grandes probabilidades de optar a un puesto entre aquellas formidables músicas que nos acompañan.
Sin embargo, con un dejo de apatía he de ser honesto y decir que casi todas las bandas y solistas que me he dado el tiempo de poner atención auditiva son, más que menos, basura. Le intenté dar un giro liviano para que no suene como lo que es, pero es así la cosa.
Toda la esperanza recogida, acumulada durante el 2006, se ha disipado al escuchar más bandas de ahora. Todas saben insípidas y repetitivas de motivos que el año pasado al menos, sonaban frescos y altamente altruistas, musicalmente hablando claro.
De toda esta villanía musical, rapiña de otras eras, al menos en algo se salva esta bandita con su "Population" (2007): Tienen tintes a the Fiery Furnaces, a ciertas bandas frescas como Mercury Rev (cuando eran frescos), hasta a L'Altra por los juegos vocales.
La fusión es agradable: vientos, rápidas melodías pop, matices de folk, y un laaargo pastiche maneja el timón de esta agrupación.
No es la invención de la rueda, pero está interesante. De todas maneras, una bruma espesa se cierne sobre las posibilidades de la música de estos tiempos. Es mejor escuchar algo como Canto Antiguo Español del Siglo XV. Más algo de R.E.M.

sábado, 22 de septiembre de 2007

La Espera y la Modernidad



Durante estos días, el MP3 player y yo hemos estado gastando o pasando una considerable cantidad de tiempo juntos en viajes de distinta índole y en esperas de ídem.
¿Qué es la espera? El Pequeño Larousse (aquél que firmó la celebérrima frase: "Mamá, lo sé todo") la define como "Tener esperanza de algo. Permanecer en el sitio donde se cree que ha de venir alguien o suceder una cosa. Creer que ha de pasar alguna cosa. Plazo señalado para una cosa".
Esperar es algo muy humano: basta conque una persona llegue después que otra e instintivamente, sin mediar palabra, se ponga detrás de ésta, formando así la denominada "cola"; los otros, a medida que llegan, cumplirán con el ritual de ir poniéndose atrás del último y etc. Ese acto es rotundamente humano; las bestias se lanzan todas en picada a su presa, no hay una fila para tomar el alimento.
Se espera, se espera. Se espera para nacer y para morir. Se espera por el fin de mes, por el fin de semana, por las vacaciones y por el fin de estas, por el fin del semestre y del año. Se espera para que algo comience y algo termine. Se está en el tránsito entre esperar y volver a esperar.
La Modernidad, siempre atenta a cualquier indicio para sacar provecho de éste, toma ventaja también de la tediosa e inevitable espera: mp3 players, celulares con juegos, cámaras y vídeo, psp para jugar en forma portátil, etc. Ya desde el pérsonal estéreo y el tetris a pilas que la cosa se dirigía a aquella dirección.
Las consecuencias que genera el entretenerse durante la espera van en pos de una revalorización de la individualidad: ya no me molesta esperar mientras me tengan mi música, mis videos, mi tele portátil, mis juegos favoritos. En resumen, mientras mi mundo y mis exigencias sean portátiles, no me crea un trauma ni me vuelve un ente enfurecido el hecho de esperar.
Unos esperan que acabe el día y otros la noche. Unos estarán felices que acabe el invierno y otros esperarán por el fin del verano. La espera, esa palabra corta por esperanza, viene en cada momento a susurrar que ha llegado a quedarse. Todo por esta nueva paciencia tecnológica que nos adormece.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Sueños del Chico más blanco sobreviviente


Cómo no, el 2006, qué año sino ese, nos brinda ahora otra joya de las que se paladean lento, disfrutando cada aroma, armonía, cada nota lenta, pero firme, que va entrando al caudal que intenta formar este disco "Dreams".
Ni Kings of Convenience me conviene ni su trabajo como solista, como Erlend Oye me ha causado tanto revuelo y delicioso agrado como este proyecto. Los temas parecen venir con una cadencia a media trilla entre el baile y el descanso fortuito.
Casi elevándose entre los instrumentos, la voz clara, pero dejada, cansina de Erlend se difumina y vuelve a aparecer. Las canciones dejan entrever una mirada clásica de minimalismo, pero hay también más desfachatez que en los otros mentados proyectos. Se podría hablar de una postura rockera, pero hasta eso sería exagerado. Dejemos que los temas hablen por sí mismos, en ese contínuo devenir que llega al torrente sanguíneo y se libera con un pequeño golpe eléctrico que hace mover la cabeza a este ritmo desacelerado, pero pulsante. Y las melodías, aaaaaaah, las melodías; bonitas, desganadas, certeras.¿Ejemplos?, los que deseen, pero especialmente "Burning", "Inflation", "Done with you" o la excelentísima "Fireworks" con esa frase media esquiva y talvés un poco pesada, pero dardo fuerte "Paciencia es sólo otra palabra para volverse viejo".
The Whitest Boy Alive es sólo una faceta, otra alternativa al cada vez más creciente mundo de Oye. Como en todo, hay facetas que nos gustan más de una persona. Yo, me quedo con ésta no en desmedro de las otras, sino como opción primera.

domingo, 26 de agosto de 2007

Writer' Block en pos de Peter, Bjorn, and John


Para ser honesto, mi primera impresión frente a este nombre de banda tipo trío neo-folky-posible nueva sensación fue de tirria.
Y cierto día, gracias a esa singular radio que es lastfm (que, asegura, compatibilizar nuestro gusto con sólo tipear el nombre de una banda o músico de nuestro agrado) me fue dada la oportunidad de escuchar ese casi himno a estas alturas "Young Folks"; el tema lo tiene todo: un gran enganche a la primera con su rítmica y pulsada batería, su característico silbido -atención a su alusión ya al comienzo mismo de este disco- y un par de voces en el hastío y que suenan lejanas y apestadas, pero a la vez dulces e invitadoras a un algo que saborear durante un rato.
Habiendo escuchado otros trabajos de este trío, realmente este trabajo del 2006 es redondo: el pastiche que logran macerar, amoldar, y construir es potente, evocador, fuerte y, muy importante, nunca pierde su dejo de apatía, como si las canciones en realidad fueran una obligación, como una aburrida lección de colegio; lo que definitivamente les da un nuevo nivel para ser queridas.
Con su entrada en "Objects of my affection" ya se siente ese melódico trabajo que se queda ahí, dando ganas de tararear aunque sea la primera vez que se escucha la canción, y el estribillo va dando vueltas en una esquina de la mente. Y si bien hay canciones que definitivamente están hechas para no olvidarse ("Start to Melt", "Let's Call it off", "Paris 2004", "Chills", o la demasiado excelente "Amsterdam", que ojalá se convierta en el viento que siga esta veleta) , se aprecia lo orgánico del álbum y se disfruta que el orden sea ése y no otro. De todas maneras, su segunda mitad empieza a decaer y la maravilla prometida en los primeros temas tiende a perderse y el clímax nunca llega. Pero eso sólo puede significar que Peter, Bjorn, and John están en búsqueda de algo más. "Writer's Block" es derechamente discazo y, respetando la regla que impuso el año que recién pasó, es del 2006.

viernes, 17 de agosto de 2007

En Busca de lo Puritano en lo Americano (Parte 2)





Tras el desembarco y la puesta en marcha de su proyecto profundo, los puritanos denominaron al lugar en el que se establecieron "Nueva Inglaterra", la ironía era clara: los autoexiliados de Inglaterra estaban re-creando su propio mundo en un espacio al cual ellos no les interesaba, ni les creaba remordimiento instaurar en un lugar que les era desconocido e impropio un hogar reconocible sólo para ellos.
La intolerancia y el ostracismo se presenta de manera salvaje, confrontacional, y muchas veces irracional: los elegidos no pueden ser tocados ni derrotados por nadie, de lo contrario, perderian su calidad de elegidos. Es por ello que hordas de gente que abrazaban otras formas de religión, i.e., Cuáqueros, peregrinos y anabaptistas, por nombrar sólo algunos, fueron marginados o asesinados directamente para no manchar la inmaculada tierra puritana. Bajo estos preceptos se generan situaciones como la quema de Brujas en Salem al comienzo del siglo XVII. Nada puede detener la unión de la Providencia y los suyos, nada puede detener el progreso de la riqueza económica. Y a raíz de esto, es que esa extrema individualidad es el elemento arquetípico de lo que conocemos como "lo Americano": Lo vemos en todo lo exportado: Batman, el Hombre Araña, Bruce Willis en "Duro de Matar", o el máximo modelo de ello, Clint Eastwood -paradójicamente, el cinematográfico gran conquistador del Oeste tiene la palabra "Este" en su apellido- todo apunta a este ser solitario, en un mundo adverso, dispuesto a hacer lo que sea con tal de sacar adelante su empresa. La empresa. La que originalmente apuntaba a ese destello que solía indicar la buenaventura del Señor. Pero como bien advierte de forma excelsa ese genio que soportaba sobre sus hombros toda la crudeza y belleza del pueblo Ruso como Fiodor M. Dostoievsky: " Quitado Dios todo está permitido". Al perder la conección entre el beneficio material y la grotesca manera de verla como el resultado de la Providencia, el Americano quedó, lisa y llanamente, esclavo del exitismo, del individualismo, y del progreso, pero ya vacuo, sin ninguna meta, sin saber dónde dirigir esta voluntad poderosa a salir adelante ante todo. Y, a raíz de ello, es que se piensa que Elvis Presley o Bill Gates son modelos a seguir.

martes, 7 de agosto de 2007

Días de Radio y yo


Sí, ya sé que venía la segunda entrega de lo que veníamos hablando, pero en fin. Pensaba en lo útil que llegó a ser un adminículo tan dado de baja hoy por hoy como es la radio. Con la llegada del mp3, el iPod, el mp4 y tanto artilugio para guardar cantidades inconmensurables de música, la sola idea de escuchar unas (a veces) débiles señales de audio desde una radiotransmisión suena absurdo, ¿Para qué deseo escuchar algo que probablemente no toque la música que deseo en el momento que lo quiero?
Hace algún tiempo atrás -esa extraña de recordar ahora era pre-Internet-, era la radio la única manera de enterarse de qué estaba aconteciendo en materia musical. Fue gracias a programas radiales aislados, casi ostracistas a todo lo masivo, que se pudo obtener información, y, porqué no nombrarlo, canciones y obras de bandas y músicos que después harían estragos en nuestra idiosincrasia melómana.
La radio, al contrario de la Internet, era una déspota: no era lo que querías buscar, sino lo que había. Habían programas enteros en que nada parecía valer la pena y habían otros que, por el contrario, brillaban de principio a fin. Para poder eternizar este momento, era artículo de vital importancia el mentado cassette virgen para crear un registro de lo que acontecía en esos horarios. Y de todo este largo y tortuoso proceso nacía un pequeño registro al cual era utilizado, escuchado y re-escuchado hasta la saciedad.
Sí, es cierto: primaba un orden jerárquico con la radio y sus grabaciones, las cosas se planteaban con horarios rígidos y el que no llegaba a tiempo perdía, no todo lo que se grababa era altamente admirado y querido, y algunas veces era necesario sacrificar ciertas melodías en pos de otras, como la ola de lo nuevo borrando a lo viejo. En ese devenir se perdieron grandes cosas y otras altamente olvidables.
Los días de radio, llenos de esperanza, pero también de decepción.

jueves, 26 de julio de 2007

En Busca de lo Puritano en lo Americano (Parte 1)





Tenía que ocurrir tarde o temprano: Lo supe desde que empecé a escribir este blog que en algún momento la música no iba a ser EL tópico que gobernara este sector. Ya hubo un atisbo de ello cuando hablé del fenómeno causado por "La Pequeña Gigante"; y ahora, con esto, es probable que esto tome un giro radical hacia otros sectores menos alegres, pero tanto o más interesantes.
No será fácil -nunca lo ha sido ni lo será- el develar un secreto tan magnánimo como el de qué material está tejido la enjambrosa red del Alma Americana.
No es mi misión, ni mi interés, ni mi posición la de traer a colación un gran mamotreto acerca de los inicios de una sociedad tan particular, irreverente, desbocada y ostracista como la Americana. Más bien, lo que quiero es esbozar ciertas ideas que me han dado vuelta en la mente hace unos años y que queria ver plasmada en cualquier soporte. Cuantas entregas pueda llegar a dar, o la calidad de las mismas no es lo medular; sino, definitivamente, el inculcar una pequeña materia móvil dentro de esta in y excursión a este desconocido pero reconocible mundo.
Hechas ya las salvedades, el comienzo de este tomará forma de un viaje, un viaje en barco largo y tortuoso para llegar a un Nuevo Mundo. Este viaje parte desde un Viejo Mundo que parece abrirse en vez de cerrarse, lo cual crea esta profunda intolerancia en los que buscan "purificar" la Religión. Los estragos que causa esta búsqueda de comunión, pero, por sobre todo la destrucción, anulación, y negación de los altos magistrados y la jerarquía entre los creyentes.
No puedo seguir escarbando en aquel monumental tema ni tampoco sería lo correcto. Sería desfachatado decir que se conoce bien este cisma absoluto en la Fe.
Lo que nos concierne es este viaje de gente intolerante buscando un nuevo lugar donde desarrollar y fijar su intolerancia. Ahora bien, no todos los viajeros profesaban, vivían esta rica y fructífera nueva forma de ver la relación con lo Superior; muchos eran simples bandidos, haraganes, cacos y gente de mal haber -aunque aquí podrían caber todos- buscando imperiosamente una partida de cero, una nueva oportunidad.
Pero la índole de este magnánimo escape nunca sería fácil, de hecho, incursionar en la Nueva Tierra sería, lejos, la experiencia más difícil, más aterradora en el mayor de los casos, y la más punitiva en otros.
El nombre del primer enemigo del Norteamericano sería Norteamérica misma. La Naturaleza no es simpatética con nadie; deja a sus creaturas hacer lo que se les plazca, pero no entrega misericordia. La mala alimentación, la imposibilidad de encontrar cualquier tipo de comodidad, y un largo etcétera de inconvenientes se deslizarían cual alfombra a recibir a estos colonos alla por los inicios del 1600. Sumémosle a ello la disidencia al orden, la desobediencia de personas y grupos a cualquier intento de organización: la democracia Norteamericana había comenzado sin siquiera votar.
Esto lleva y conlleva uno de los puntos más interesantes a la hora de, digamos, comparar esta conquista del Nuevo Mundo con otras como la Española o Portuguesa: La colonización Puritana o Mayfloweriana no viene de parte de un rey o de un ser terrenal colmado de poder; no se viene a colonizar en nombre de ningún poder pedestre; este viaje es de huída, de cortar todo hilo con lo Viejo y comenzar o recomenzar lo Nuevo. En consecuencia, el afloramiento de gente, comunidades, poblaciones, villorrios, villas y ciudades se dará en un orden alterado: ningún colono que llega a América viene a nombrar y crear una ciudad en nombre de su Majestad: las ciudades serán resultado de años de lucha por tratar de organizarse. El colono se queda donde la tierra entregue fruto, porque el trabajo le enseña algo que es en sí, demasiado; sólo el que sea fructífero en su labor será reconocido como el elegido de Dios. Si uno se cuestiona el porqué de la valorización extrema, singular, y acaso obsesiva del Norteamericano por el trabajo y, más que eso, porque el trabajo sea exitoso, que rinda como jamás se imaginó que rendiría, pues, bueno, acá hay un atisbo de respuesta.
La próxima entrega tratará acerca de cómo estos recién llegados empezaron a asentar cabeza en este Nuevo y Extraño Mundo.

martes, 24 de julio de 2007

Electrelane; en busca del más potente minimalismo




Quiero empezar diciendo que dejé de enemistarse con este particular enjambre de muchachas enarbolando sus instrumentos eléctricos al, lenta y profundamente, llegar a la revelación de su música; esa masa sonora interminable y siempre proclive a caer en un abismo de velocidad eufónica.
Provenientes de Brighton, Inglaterra, Electrelane es un cuarteto de bajo, guitarra, batería y teclado. Pongo el teclado al final porque es, sin duda, el elemento que va creando la catarsis en las largas, pegadas, y dinámicas composiciones de estas chicas.
La larga travesía comienza con "Rock it to the Moon" (2001), siendo un disco difícil de digerir, por sus escapadas a algo que no me atrevo a denominar "experimental" -hasta tiene su tema con alusión a la gran canción instrumental "Pop Corn"- , pero sí tiene algo de minimalista, aunque estas etiquetas parecen pegadas a la fuerza; y también es menester decir que la balanza no queda bien puesta en este debut. Sin embargo, con "The Power Out" (2004) se define rápidamente para dónde se encamina la banda: temas más cortos, más potentes, logrando concentrar la píldora efectiva que es Electrelane. Con su gran empezada en "Gone Under Sea" (Aaaaaave Maríaaa), o las revoluciones más bajas con "Birds" o "Enter Laughing" es un álbum que ya las deja en la vía correcta para despegar. De "Axes" (2005) no comento pues aún no le he hincado el diente, pero "No Shouts, No Calls" (2007) es maravilloso, al pulir ciertas cosas que estaban muy crudas y no matizadas en "The Power is Out". Electrelane es marca registrada: su órgano interminable, esas vocalizaciones lánguidas y eternas, esos chillidos susurrantes, esas guitarras buscando salidas melódicas. Es algo para escuchar y dejarse llevar en esa corriente contínua y elegante que van hilvanando en cada nota, esas ganas de disfrutar más del viaje que de la llegada. Ah! importante es también un álbum de lados B y singles, que van mostrando fractales sonoros de sus composiciones originales y caminos perdidos de otras composiciones.

jueves, 19 de julio de 2007

Joakim, Joakim, Joakim y sus tontas canciones


Joakim Bouaziz, el Parisino detrás de todo este cochambre, es un tipo muy particular. Partió tocando jazz, hip-hop y un poco de indie en los '90s, pero eso no es lo que nos atañe.
Joakim en pleno 2006 dió vida a este particular y detonante álbum llamado "Monsters and silly songs": formó la Ectoplasmic band para este disco. El resultado es un híbrido insolente y potente que se pasea desde la electrónica a-la-Aphex Twin -aunque sin la violencia de éste, sino unos matices de hastío, de reviente, unos sonidos que le dibujan la cara- hasta ese rock tan pegado y súper pop que se deja entrever bastante en estos tiempos.
Las canciones son poderosas, minimalistas y pegadas; creadas para poner capas y capas de efectos que se van desarrollando hasta crear un efecto summum con ello. Para eso están "I Wish you come here", la insoportablemente buena "Lonely Hearts", o "Rocket Pearl" que puede descolocar con sus cambios abruptos y dinámicos. Para probar sus elementos experimentales, "Three legged lantern" con sus 7 minutos de sonidos electrónicos, o sobre todo "Drumtrax" que busca y rebusca hasta dar con la melodía soñada, son composiciones que asombran y liberan de la clásica manera de ver la electrónica: fuera la cachantun, el éxtasis y la pista de baile; acá hay búsqueda y camino por caminar.
El disco se pasea por todos lados con su soltura y gusto; es elegante y sabe separar la basura de lo anecdótico. Tiene sus cosas "de-relleno" como todo; pero la balanza declina siempre por lo espectacular. Joakim es otro de esos galos lúdicos y geniales, pero que ya está lejos de tomar el acordeón y tomarse la copa de vino. Esto es el 2010 de la torre Eiffel.

domingo, 15 de julio de 2007

¿Es Joy Division la banda de mayor influencia en nuestros días?



A raíz de dar con una gran banda de estos años (The Organ), es menester realizarse la pregunta que titula este artículo. Si Ian Curtis y sus esbirros dieron, entonces, lugar al sonido más plagiado durante el comienzo del siglo XXI, ¿cuál sería la relación entre el post-punk de Joy Division y los tiempos de ahora?
Y si fueron ellos, ¿qué queda para Bauhaus, Josef K, The Sound, Magazine, o la misma Siouxie & the Banshees? Talvés, y sólo talvés, las bandas mentadas anteriormente trabajan una violencia y un arrojo que en Joy Division sólo fueron desolación.
Pero es cuando menos intrigante, saber que son ellos y no otros los que han creado mella en las bandas de hoy por hoy. Y que sus guitarras, su voz profunda, y su batería seca y cortante son lo que define a estos músicos de esta era.
No debería ser aburrido escuchar muchas perspectivas y visiones de un disco enorme como "Unknown Pleasures", ¿o si? En fin, siempre será mejor que sea Joy Division a Bryan Adams o Backstreet Boys, de seguro.

viernes, 29 de junio de 2007

"My Melody": de los políglotas Stereo Total



Este dúo se lanza desde Berlín a entregar su verborreico y musical proyecto. Y si, a primera oída con "Beautycase" uno estaría de acuerdo con sus letras en alemán-por lo de Berlín, obvio-, el siguiente tema, excelente tema: "I Love You, Ono" nos trae inglés con un dejo de acento francés. Incluso el coro y el título guardan un dejo de infantilismo en su juego de palabras ("te amo, Ono" como, podría ser, Yoko Ono, o "te amo, ¿o no?"). Lenta y efectivamente las tres lenguas que se despiden de la creativa máquina pop de Stereo Total van ambientando su rico desenfado pop: Alemán, Francés e Inglés.
Esta conjunción es altamente deliciosa ya que pareciera que los temas se adaptan climáticamente a estos idiomas; una balada extravagante como "Larmes Toxiques" nos es entregada en lengua gala, mientras cosas más rápidas son presa germana como "Ich Liebe Dich, Alexander", con sus quiebres cortos y sus suspiros delicados.
Tras haber escuchado otros trabajos de este singular dúo, me he quedado con este trabajo de 1999 principalmente porque me sigue pareciendo el menos homogéneo: no es que los demás álbumes no guarden un polen apreciable, pero se parecen endulzar en demasía con ciertos guiños electro-pop que terminan siendo menospreciados. Stereo Total, de cualquier forma, es un fenómeno, algo como varias sensaciones en un sólo tema. Como estar a la espera, nervioso casi, de volverte a aburrir.

jueves, 28 de junio de 2007

my little airport: de Hong Kong a Indielandia



Ocurre que, de cada tanto en tanto, ciertos elementos musicales propios o, mejor dicho, comunes de cierto sector geográfico-cultural viajan misteriosamente a otras latitudes y otros meridianos. Al ser re-procesados, estos elementos parecen ecos lejanos de algo que alguna vez se conoció, pero ahora se escuchan misteriosos y desconocidos, como un lugar que tú has visitado una vez y, cuando regresas, está cubierto por la niebla.
Cuando una banda como "my little airport" nace en pleno Hong Kong (ese neo-monstruo-policultural) y hace dos álbumes como "the ok thing to do on sunday afternoon is to toddle in the zoo" (2004) y, 2 años después, "because i was too nervous at that time" y uno, atrevido casi, se allega a estas canciones tan delicadas, sutiles, tan pop, y, por cierto tan frágiles como pompas de jabón, es menester volver la cara hacia el Oriente que tanto tiene que enseñar a unos desbocados Occidentales como nosotros. Es decir, si hasta los "grandes" logros armónicos y melódicos de nuestra parte del mundo vuelven devueltos de esta manera al ser captados por estas mentes geniales de gente pequeña y hermosa, algo está ocurriendo; o la globalización nos está contaminando de una forma tan nueva que es mejor dejar esto para futuras generaciones, o, definitivamente las culturas cruzadas serán la última salvación humana-hago la salvedad de que hablo sólo en términos musicales.
My Little Airport es un bandazo, la forma que tienen de aceptar el pop, de cuajarlo como un ingrediente delicado, como una especia traída de Occidente, deja con ganas de hacerles la venia correspondiente y de decirles que sí, que por favor vengan a tocar muy tarde en la noche a una fiesta que nunca dejará de ser aburrida, para poder (por fin) pensar que la única compañía es siempre, la música.

domingo, 13 de mayo de 2007

Natural Ingredients de Luscious Jackson, o el comienzo de un baile



Año 1994, un cuarteto de chicas Neoyorquinas da vida a estos ingredientes naturales que causarían estragos años después. A esa extraña mezcla de rock alternativo, y mucha cosa bailable; como el disco, la electrónica, el hip-hop, el funk, el jazz y cuanto pastiche muy moderno se mezcle en este ecléctico grupo.
Apadrinadas por Beastie Boys, estas chicas dieron rienda suelta a su pastiche sonoro. ¿El resultado? Pues "Natural Ingredients" (1994). Grandes en la ejecución, le dieron vida a una mixtura que, ya entrado el siglo XXI, está creando su propia veta, con gente como Cansei de Ser Sexy.
Una de las cosas más geniales del disco, es que tiene un muchacho hablando y dictando el comienzo del primer y el segundo lado del cassette. Al escucharlo en un cd se siente como que el soporte ha abandonado la idea original. Más allá del formato, "Natural Ingredients" es un disco que, al entrar, se queda ahí entregando ritmo cansino, melodías melosas, y buenos arreglos de parte de estas chicas. Un verdadero tesoro oculto noventero.

sábado, 14 de abril de 2007

Yann Tiersen Vs. Yann Tiersen: Concierto en Santiago

Un jueves de Abril del año en curso, una larga fila para ver a uno de los músicos galos más importantes de los últimos tiempos: Yann Tiersen en Santiago, Chile.
Se sabía, de oídas casi, que el cabro ya no estaba en su clásica etapa de acordeón, piano y violín, sino que (osadía!) esgrimiendo una guitarra eléctrica. Con esa idea en la cabeza partí al recital. Y debo admitir que lo que fue presenciado fue mucho, muchísimo más que eso: Yann Tiersen debe ser una de las mejores bandas de rock contemporáneo francés, mucho feedback, mucha guitarra minimalista, mucha melodía enfrascada y, eternas, sublimes y poderosas, las notas de las Ondas Martenot poniendo el colchón necesario para no olvidar que estábamos en presencia de melodías. Incluso el violín era tragado por esta necesidad de volcar todo el arsenal de ruido posible, como si las notas fueran a extinguirse si no se tocaban desesperadas y poseídas.
Para muchos, creo, esto fue bastante shockeante; probablemente muchos esperaban la banda sonora de Ameliè Poulain. Pero Yann Tiersen estaba en contra de Yann Tiersen. Eso quedó más que claro en su versión del Vals de Ameliè: Potente, rockero, visceral, donde sólo se hacía reconocible gracias a la melodía bien cobijada por la Ondista.
Para mi, Yann Tiersen fue My Bloody Valentine, Sonic Youth, Joy Division -incluso versionó "All We Ever Wanted Was Everything" de Bauhaus. Es un tipo que está haciendo rock y muy buen rock. Y cuando vuelve a sus primeros pasos, lo hace con nostalgia pero también con un dejo de sarcasmo. Si vuelve o no a sus primeras andanzas, sólo él y el tiempo lo dirán, a mi me gustan ambas, como un buen y espectral todo.
Si quieren ver videos, vayan a YouTube; si quieren ver fotos, véanlas en Super45 o Google, no andaba con cámara.

lunes, 9 de abril de 2007

Compartir música, grabarte algo, mandarte una canción a tu correo...

Un personal estéreo es una contradicción; pero, como en nuestra vida se da eso de andar con las contradicciones, se deja pasar como quién ve tirar basura desde una micro o que te muestren imágenes sangrientas en la tele mientras se almuerza.
La música, al contrario que muchas propiedades, está hecha (un industrioso diría "diseñada") para ser compartida: subimos el volumen para que los demás escuchen, conversamos con desconocidos sólo por tener afines gustos musicales, aplaudimos en una masa anónima el ritual de escuchar lo que queremos oír; prestamos, regalamos, y nos son robados -o prestados "sin posible vuelta"- una cantidad no despreciable de música sólo para que el sendero se abra más y más: es un acto comunicativo sin palabras que, porque nos hace sentir tan bien, lo hechamos a perder hablando de ello. Lo traemos a colación, lo hablamos desde muchos ángulos para seguir diciendo que nos gusta, que nos atrae, y que, se puede decir, nos crea un ápice de bondad. Porque, se quiera o no, compartir, regalar y prestar son acciones que van quedando lejos, guardadas polvosamente en un maletín con clave.
Por eso es triste (por no decir absurdo) que exista gente que no preste su música, que no se la copie a otros, que desdeñe de bandas o compositores cuando llegan a un grado de popularidad. Emulando a ese gran tipo que es Armando Uribe; ¡¡Qué fea metáfora!!, porque hay pocas cosas más bonitas que estar con un montón de gente que probablemente nunca más vuelva a juntarse y estén en el ritual de la música disfrutando, codo a codo -o bien, silla a silla- en una unión extraña y emotiva que sólo pasa cuando se está en ese raro goce de sentirte bien con los demás y que se comparte algo en serio. Eso inefable que hace, que tiene, que despierta la música y que nos deja tan felices.

sábado, 31 de marzo de 2007

Mercury Rev y esos recordados primeros álbumes





Gracias a la recuperación digital de ese preciado debut que es "Yerself is Steam"(1991), me veo en la nobleza de comentar los 3 mejores álbumes de esta banda que cada vez se pierde más y más en derroteros que no le corresponden...
Primero; Mercury Rev en sus comienzos era este colectivo o congregación sonora, improvisadora y caótica. Un sexteto entre vientos (sobre todo la transversal flauta de Suzanne Thorpe), altos niveles de volumen, melodías agradables, y mucha, exagerada sicodelia. Poco control del tiempo, las canciones durando más de 10 minutos generalmente. Pero los logros conseguidos por esa brutalidad primigenia, ese viaje sin retorno que eran esas composiciones, eran -y son- absolutamente deliciosas y disfrutables. Y si "Yerself is Steam" era la primera piedra, ya con "Boces"(1993) se lanzan en picada a un fractal sonoro: desde la infinita búsqueda sonora de "Snorry Mouth", hasta momentos frescos, cortos, lúcidos y fragantes como "Bronx Cheer" o "Trickle Down". De todas maneras, no se alejan demasiado del sendero trazado por su debut, pero la ornamentación creada a través de él, es majestuosamente superior.
Finalmente, el cierre de esta portentosa trilogía será "See You on the Other Side"(1995), un álbum más compuesto y sobrio. Sin embargo, la mezcla entre su aún latente etapa de lujuria experimental y esta segunda más avocada al pop, produce un híbrido excelente: desde su inicio con la mecha de "Empire State" (con esa gran, gran entrada de vientos) hasta canciones dulces pero intrigantes como "Everlasting Arm" o "Racing the Tide" el disco es, sencillamente, emocionante.
Es una lástima que Mercury Rev haya perdido el norte después de esto; algunos chispazos se pueden ver en temas como "Tides of the Moon" o "Goddess on the Hiway"; pero, todo sea dicho, nada queda de ese Mercury Rev invocando la perdición sonora encabezada por melodías gentiles. Sólo queda seguir reproduciendo este tríptico hasta el agotamiento.


miércoles, 21 de marzo de 2007

Los Tontos por Los Tontos


Y vamos removiendo más recuerdos: segunda mitad de los '80s, entre el pillarse, el Atari 800, los monos animados, y el colegio, se mezclaban confuzas melodías cantadas en nuestro idioma. Algunas de ellas se quedaron marcadas más que por su melodía, por palabras captadas a veces ("mierda buena onda", primera vez que uno escuchaba un garabato en una canción); otra trataba de una historia de un water perdido que la persona buscaba sin dar con él y que le recordaba y que ya "le sobraba el papel".
Tiempo después supe que esa canción era "Mi watercló azul (ayer se me perdió)" -con posible alusión al Unicornio Azul de Silvio Rodríguez- y que sus intérpretes eran Los Tontos, trío uruguayo que estaban en la misma línea de la movida ochentera española (Siniestro Total, Ilegales, etc.)
Y volver a escuchar este álbum es entretenido; estas canciones no pierden frescura y se mantienen con su absurdo intacto y aún dan esa sonrisa no forzada. "La Gordita 103", "El Gerontocida", "Pásame la escoba", o "Conoce ud. a Cuko" son algunas de las joyitas que posee este debut. Un rock rápido, suave, proto-punk, y con un logrado absurdo (esas baterías electrónicas tan ochenteras!). No es para nada una maravilla musical, pero es algo que se tiene con cariño de gente que quería reírse un rato y, de paso, ver si alguien se reía con ellos.

sábado, 17 de marzo de 2007

Vincent Gallo: When & Recordings of Music for Film



Vuelta a otra anécdota: Otro de aquéllos cassettes que se dejaban grabar un verano cualquiera, un poco de fresco gracias a la aparición de la noche, y algo que escuchar en la señal transmisora de la radio. Unas tristes notas de guitarra acústica acompañadas de una voz desvanecida, a veces unas melodías breves de teclado; mi primera aproximación a un personaje muy imbuído en el cine que es Vincent Gallo, que, para mayor ego, crea también la música de sus obras que actúa.
Aunque, cabe añadir, lanza un álbum como "When" (2001) que es una bella alfombra de canciones que se deslizan sin prisa, ninguna apura a la otra, sino que se apuntan en la lista y esperan, esperan, hasta que el silencio las hace salir. Y, con la misma parsimonia, van, cansino paso, a encontrarse con uno.
Y "Recordings of Music for Film" (2002) es, justamente, eso: un compilado, un mezclado de distintas composiciones para películas, aunque aparecen, de tanto en tanto, aquellas canciones tan bonitas de Gallo.
Vincent Gallo, queda claro, no viene a alegrar a nadie. Ni viene a dar una vuelta de tuerca a la oxidada, desvencijada maquinaria de la música contemporánea. Ni siquiera a crear bandas sonoras originales. Muchas bandas de hoy están en la búsqueda de este neo-neo-folk minimalista y desacelerado. Pero se agradece que ésa sea la búsqueda y no, e.g., clones del metal ochentero, por decir alguna cosa. Sin ánimo de ofender al metal ochentero. No, olvídenlo. Es con ese ánimo.

martes, 6 de marzo de 2007

SuperSordo, mal epitafio



Sí, lo sé; se ha hablado casi en demasía de ellos, se ha dicho de todo y, sin embargo, siguen atrayendo nuevos adeptos; ¿qué diablos pasa con ellos que despiertan nuevas ganas de escucharlos, de entrar en ese sonoro decibélico? No soy el más indicado para responder, pero, de cualquier manera, y a raíz de dar con unas más que aceptables versiones de ellos de su debut y segundo disco, me doy la gratuidad de aportar otro grano más.
Supersordo fue (es), antes que nada, una banda chilena. Con eso se entienden ciertas cosas como precariedad sonora, y una incisiva mezcla de cultura expropiada y originaria. Y ese pastiche se siente en su debut (vapuleado hasta por sus mismos integrantes) "Supersórdido" (ca. 1992): un álbum de principios de los '90s en Chile, medio hardcore, medio punk, medio fuerte, medio sicodélico, medio noise, medio chileno, medio a medio entre el vacío de una escena que no estaba contando nada. Pero Supersordo era (es) ante todo, original; cuando nadie haría algo como Supersordo, ellos fueron y lo hicieron, sin tranzar, sin apoyarse en nada, sin transgresiones, pero, por lo mismo, absolutamente quiebra-esquemas, abriendo la primera gran fisura de los '90s. Esa fisura que venía abriendo gente como los KK Urbana, Caos, o, más cercanos a los mismos Supersordo, Fiskales Ad-Hok.
Pero Supersordo es otra cosa, está en esa escena, pero no guarda relación alguna con ella. Supersordo es algo hermético. Como me contaba un conocido que tuvo la oportunidad de verlos en vivo algunas veces; "los punkies no los vacilaban, pero los miraban intrigados, tratando de entender qué era eso, igual se vacilaban 'Ismo'".
"TZZZZZZT"(1995) los trae de vuelta absolutamente ejercitados. Ya con "21", se demuestra claramente que estamos en frente de una banda con lengua propia, una lengua disléxica, aprendida a la fuerza, con ganas de morder el cordón umbilical. Sus miembros comentan que el sonido quedó demasiado metálico para su gusto. Pero es, lejos, una obra potente y segura, cada paso que da, parece crearse una mole más y más grande.
Después de su muerte -no muy natural por cierto- se logró dar con un buen registro en vivo de ellos, naciendo "Un Ruido Inmenso de Rock", póstumo, pero que dejaba absolutamente claro que la banda iba a algo, un algo monumental. "Autogol" lo deja muy claro, tanto en su lírica ("De cualquier manera, ella, rucia, nos mira, desde lejos esta tarde, hirviente, no le gusta el ruido, definitivamente") y su música, llena de quiebres rítmicos, de atmósferas densas y complicadas; llenas de un mensaje intramusical. "Bazuca" o "Sopita de Sobre", escogidas casi el azar, también dan cuenta del gran momento por el que iban viajando. Pero en fin, a algunas bandas les toca así, no hay nada que hacer. ¿Una de las mejores bandas chilenas? ¿Y Electrodomésticos? ¿Y...?


jueves, 1 de marzo de 2007

Unsung Colony por Norfolk & Western (2006)




Cuando ya me decidía absolutamente por el 2006 como un año con grandiosas novedades musicales, me remata este increíble L.P. de Norfolk & Western. Y es que su partida con "The Longest Stare" es tan especial, brillante, delicada y, a ratos, fuerte y segura, que uno queda abolutamente embelesado con su música, tan de atardecer, pero sin olvidar que hay frustración, que es la misma que siempre termina desembocando en la música a falta de un mejor vehículo. Y el disco suma y sigue, lleno siempre de arreglos, detalles frágiles, cuerdas raspadas en su justo momento, y, por qué no, su buena dosis de ruido sin concesiones cuando se les ocurra, porque este disco no se queda en los límites de la buena canción, sino que va buscando más allá, va re-armando las grandiosas melodías con ganas de estatizar que hay algo más, que el pop empalaga y que es necesario aderezarle algo agri-dulce, un dejo inquieto de sonoridades con sabor a angustia. Por cierto que después de "The Longest...", viene "The Shortest Stare" a calmar las cosas, y así suceden estas hermosas piezas musicales, aclarando lo que pasó y lo que vendrá. Atención con los finales de los temas, siempre dejan un extraño sentimiento de que algo ocurrió.
A pesar que la mayoría del álbum es en tono menor, hay ciertos momentos como la supersónica "The New Rise of Labor", o la muy bien titulada "Banish All Rock" que demuestran que los muchachos tambíen están para subir el volumen. Al abrir y cerrar con el mismo tema (versionado especialmente para uno y otro) da la sensación de álbum conceptual. Pero no es como para asustar a nadie.

domingo, 25 de febrero de 2007

The Smiths: The Troy Tate Sessions


Cuenta la leyenda que antes de poner en cinta ese puñado de canciones que daría vida a "The Smiths" (1983), Stephen Patrick Morrissey y sus esbirros grabaron con un tal Troy Tate durante el mismo año. Frustrados por el sonido conseguido, se marcharon a otros lares a buscar uno más limpio y pulcro. Esas cintas quedaron ahí, en espera de que algo ocurriera. Y cómo no, la internet, ese ente nostálgico, vendría a poner las cosas en claro y darnos una mirada "alternativa" al ya alternativo debut de una de las bandas arquetípicas de los vapuleados, ignominiados y adorados '80s.
Escuchar esta versión de "The Smiths" es novedoso: las guitarras suenan nuevas, como estar en un ensayo con ellos, el bajo suena más suelto, los platillos suenan a demo, la voz de Morrissey está menos filtrada, algunas intros son diferentes. Y, por supuesto, la inclusión de dos canciones como "Wonderful Woman" (en una versión donde la letra es un poco más entendible que en su versión en single) y "Jeanne", le hacen un imperdible, un necesario para aquéllos que pasan, pasaron y pasarán los días sombríos escuchando a un grupo de muchachos que estaban acostumbrados a la lluvia, al frío, la soledad y la mano dura de Margaret Thatcher. Casi unos chilenos diría yo.

lunes, 12 de febrero de 2007

Low in Europe: Lo que la música hace al hombre




Sí, la música cansa, y tocarla cansa aún más, y tocarla por semanas, meses y años debe ser absolutamente desgastante. Este documental acerca de Low en Europa (específicamente Alemania), que intenta, creo yo, mostrar una banda en un universo propio, al filo de vender y mantenerse en su propio lenguaje original, se vuelca hacia otro lugar, reconocible pero siempre novedoso: el hastío de estar en la música. No de la música en sí, eso queda claro cuando vemos a los integrantes de la banda haciendo lo que más les gusta y que, por cierto, mejor saben hacer: tocar y cantar. Me refiero a esos desagradables momentos que rigen lo que ocurre entre no tocar y antes de tocar. Ese desgaste del tiempo en habitaciones cerradas, ese ir y venir de hoteles, ese ajetreo eterno de viaje sin fin. Eso queda transparente en las caras de los tres integrantes. La única que no parece dar con ello es esa pequeña y grácil criatura llamada Hollie, la hija de la pareja de Low. Pero se advierte en su silencio aprendido, en su cara de soledad, que algo ya se le ha transmitido de sus creativos padres.

Low in Europe es un acto fallido, un recital a medias, un documental parecido a un documental; pero también es rescatable lo crucial que se arranca de estar en la música: el precio que se paga es poderoso, y que se vive solamente para ese tremendo, absoluto momento de conjunción entre instrumentos y sonidos. Pero lo que queda antes y después es un vacío, una vacuidad tan enorme, que nada puede llenarlo y la vida se muestra tal cual es para los que han dado con la música como ancla: plana, carente de brillo y magia, estancada en la superficialidad evidente. Por eso la espera es urgente de volver a colgarse los instrumentos para tocar, escapar, adentrarse en los sonidos, que son la vía de escape del que ya ha optado definitivamente por no volver de la música, como el remedos, que mejora y mata al mismo tiempo.

martes, 30 de enero de 2007

Concierto de audición para cátedra de órgano: Un fiasco



El órgano y, sobre todo, el órgano "de Iglesia" es, sin ninguna duda, un instrumento llamado a ser majestuoso. Desde su complejidad -sincronizar manos y pies-, hasta su estructura misma -esos tubos gigantes ornamentados con teclados grandes y diminutos- es un ente que despierta reverencia.
Atrapado por ese sentimiento muy razonable, me dispuse a visitar una hermosa iglesia capitalina para dar a mi sentido auditivo una clase de buen gusto. Se prometía J.S. Bach (¿quién si no para una obra para órgano?), algo de Telemann, Pachelbel, Zipoli, y cerraba este concierto el maestro para el que se audicionaba con un compositor, para mí desconocido, llamado Fletcher.
Tremenda, terrible fue mi decepción: los dos primeros postulantes ni siquiera parecían tener alguna noción rítmica, y, lo que fue peor, mantener en alto al menos la línea melódica principal (todos sabemos que el contrapunto barroco, bla, bla, bla; no nos vamos a poner a vernos la suerte entre gitanos). No pude determinar si era gente muy joven (difícil distinguir a alguien entre ese bello armatoste de tubos), o era gente de una patudez extrema, porque la situación bien parecía de esas clases de teclado Yamaha siguiendo el demo que poseen en su programa.
Al final, pensé que el maestro saldría del embrollo con alguna obra que nos sacara el amargo gusto de boca; en vez de ello, pareció dar cátedra de mal gusto y pirotecnia con un sinnúmero de acordes potentes y largos para una "toccata" que, en mi humilde parecer, no aportó nada ni supo entregar lo delicado y maravilloso de ese grandioso instrumento.
Una pena absoluta; lo raro es que la gente siempre aplaude, como si fuera una convención que porque alguien termina de tocar, hay que aplaudir. Sin siquiera cuestionarse si gustó o no. No puedo darme esas gratuidades.

domingo, 28 de enero de 2007

Royal de Luxe en Santiago; diagnóstico al verano capitalino















Aclaremos: el verano en Santiago es lo más cercano a, digamos, inyectarse aire en una vena. Y segundo: sé que esto sería una columna de música, pero uno es humano, y no hay nada más humano que la disgresión.
La compañía Royal de Luxe viene de tanto en tanto a la capital de Chile, alguna razón puede ser la extraordinaria convocatoria que tiene siempre.
En fin, lo que ha acontecido estos días en santiago es lo más cercano a juntar un poco de todo de lo que puede denominarse una espectáculo a gran escala: histeria colectiva, desórden público, robos, niños perdidos, comercio ambulante, y para qué seguir. Pero lo medular, e intrigante, es que esta compañía ha sabido generar hordas (multitudinarias hordas) de gente que desea verlos, ocupando un artificio tan antiguo como la narración oral: las marionetas, artefactos dotados de "falacia patética", convertidos en seres dotados de vida. ¿Qué es lo mágico?, simplemente, todo: uno llega a olvidar que hay gente detrás de estas cuerdas, embelesado, obnuvilado por la magnífica manera de mimetizarse de estas marionetas con nosotros. Espejos pequeños o grandes (como en este caso) de nosotros, todos jugando a vernos en el ideal de una historia mágica, de un cuento que, de tan fantástico, se vuelve lo que se repite siempre de una buena narración, la hija mimada del mito. La gota de imaginación que permite seguir soportando su enfrentamiento con la convención.
Y claro que es una locura ver tanta fascinación mezclada de forma cruda con llantos de niños buscando, personas con ataques de pánico y agorafobia, discusiones por el espacio, por el calor, por la imposibilidad de llegar a un buen sitio de observación. Pero también nos lleva a la idea de que la gente aún quiere entretenerse, aún quiere maravillarse, aún le ocurre algo con cierta magia perdida entre bites y cuentas corrientes. Algo así como un atardecer con marionetas gigantes con un telón de fondo que espera no volver a ser bombardeado.

viernes, 26 de enero de 2007

Acontecimiento plañidero de belleza...

Acontecimiento plañidero de belleza; salir más temprano del trabajo, irse caminando a la casa, recibir un mensaje del ser amado, contar 23 gatos en el camino, despreciar el verano pero querer la luz del sol, e ir escuchando sigiloso pero contínuo a este proyecto llamado Guther y su álbum "Sundet" (2006).
Julie Guther y Berend Intelmann dan vida a este dúo. Anteriormente registraron "I Know You Know" (2003), de factura parecida pero este "Sundet" parece llevarse las palmas por esa incursión absoluta por el pop sin temor a diluírse entre tanta bonita melodía. Guther sabe correr entre flautas, sonidos electrónicos, guitarras distorsionadas y una larga amalgama sonora. Especial atención a su dinámica, a esa manera de pisar el acelerador de manera precisa y volver a esa velocidad casi neutra que se agradece entre tanto día de despertador lacónico y anticlimático.